martes, 22 de enero de 2019

UN ÁNGEL DESENSILLANDO (Décima Criolla)

UN ÁNGEL DESENSILLANDO (Décima Criolla)

De tanto pensar la muerte
me la estoy imaginando:
Un fardo pesado, un fuerte
y un ángel desensillando

el que se mueve tanteando
demostrando indecisión
al apurar prodigando
su destructiva misión

Sin dejar prueba de nada.
va ejerciendo seducción
sin  indicio en su mirada
de algún grado de emoción.

Y a la orilla de la senda
sobre el cuero del recado,
terminada la contienda,
y olvidado lo acabado.

el cuerpo tranquilizado
de quién al restar se cubre
percibe el sutil trazado
que mi cerebro descubre.

Resabio de un humo en calma,
ya casi sin movimiento
de lo que parece un alma
que se está llevando el viento.

Ella no ve porque es ciega;                     
y  mi mente se resiste    .
cuando afirma lo que niega,
destruyendo lo que existe

Incentivando su imagen.
me hace ver lo que no existe.
De tanto pensarla al margen
ya me la imagino triste.                                                               
                                  
porque el humo que se aleja
mi visión va atravesando
y entrever nada me deja
al disolverse volando.

Hoy se ha llevado a un sargento
temprano, de madrugada.
Dormía, no estaba atento.
Dicen que no sintió nada.

Nadie pudo rebelarla,
ni atraparla en su tarea
ni tocarla ni alcanzarla
Ni Dios pudo dar con ella.

Ella  pasa y deja espanto
sin dejar rastro ni huella.
Y yo que la pienso tanto
me la imagino una estrella                

custodiando un puente roto;
o un planeta que se muda
o el peregrino alboroto 
que mantiene al hombre en fuga,

mientras soporta, inconsciente
el horror del desplazado,
huyendo siendo inocente
para entregarse humillado.

De  tanto pensarla, mía
la imagino en mi regazo                                :
cuando al terminarse el día
muchos quedan en su abrazo. 

aferrados, sin un beso
a ese lazo que anudado
para obligarlos al rezo.
cuelga del cielo sagrado
.
Y ese punto que hoy me mira,
perdido entre las esferas,
me atrae y callado espera
mi unión con él, cada día.

Muy pendiente, mi destino,
-el punto aquel que aún se mueve-
me orientará hacia ese arribo
cuando, sin ruido, me lleve.         
 

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